Nuevos informes revelan torturas y muertes bajo custodia en las cárceles israelíes.
La situación de los presos palestinos en cárceles y campos de detención israelíes vuelve a situarse en el centro de la alarma internacional tras la publicación de nuevos informes que documentan torturas, malos tratos y un deterioro extremo de las condiciones de reclusión. Entre los casos más graves figura el del líder palestino encarcelado Abdullah Barghouti, pero organizaciones de derechos humanos advierten de que su situación no es un caso aislado, sino representativa de un patrón extendido de abusos.
Miles de detenidos y denuncias de torturas generalizadas
Más de 1.468 palestinos procedentes de Gaza permanecen detenidos en prisiones y campos militares israelíes desde las redadas y detenciones masivas de los últimos dos años. A ellos se suman cerca de 10.000 presos palestinos en total, según los datos más recientes. Diversos testimonios y documentos acusan a las autoridades israelíes de aplicar torturas físicas y psicológicas, agresiones sexuales, inanición, privación de atención médica, palizas reiteradas, prohibición de visitas familiares y negación de acceso a higiene básica.
Los centros más señalados incluyen la prisión subterránea de Rakevet y el campo militar de Sde Teiman, donde palestinos de Gaza y también detenidos libaneses denuncian los abusos más extremos dentro de un sistema que, según los informes, normaliza la violencia contra los reclusos.
En los últimos dos años se han publicado los nombres de al menos 83 palestinos fallecidos bajo custodia, mientras que un informe reciente eleva la cifra a 98 presos muertos en prisión. Los cuerpos devueltos a Gaza, según las organizaciones palestinas, presentan signos de tortura y posibles ejecuciones extrajudiciales.
El caso de Abdullah Barghouti: fracturas, palizas y aislamiento prolongado
Abdullah Ghaleb Barghouti, de 53 años, encarcelado desde 2003 y condenado a 67 cadenas perpetuas, se encuentra entre los prisioneros cuyo estado genera mayor preocupación. Su familia y compañeros presos han denunciado fracturas sin tratar, pérdida de 35 kilos por la imposición de dietas de inanición, electroshocks, golpes continuos y un aislamiento que se prolonga desde hace más de dos décadas en distintos periodos.
Los guardias, según los testimonios recogidos, irrumpen en su celda acompañados de perros, lo golpean hasta dejarlo ensangrentado y le niegan incluso analgésicos básicos. Para desinfectar sus heridas, otros presos solo disponen de agua del lavabo y detergente de platos. Solo en los últimos tres meses se registraron varias palizas graves que le provocaron daños en manos, costillas y articulaciones.
Su abogada, tras una visita reciente, abandonó la prisión entre lágrimas al ver la gravedad de su estado físico. Su familia asegura que apenas puede mantenerse en pie y que continúa recibiendo amenazas por parte de los carceleros.
Abusos extendidos a otros líderes palestinos
Barghouti no es el único dirigente palestino que sufre estas condiciones. Otros presos de alto perfil —como Ibrahim Hamed, Hassan Salameh, Abbas al-Sayyed, Ahmad Sa’adat o Marwan Barghouti— permanecen también en aislamiento prolongado y denuncian agresiones sistemáticas. Su prestigio dentro del movimiento de prisioneros y en la sociedad palestina los convierte en objetivos prioritarios de un sistema penitenciario que, según las organizaciones palestinas, busca “doblegar la voluntad” de quienes son considerados símbolos de la resistencia.
Preocupación por el marco legal israelí
Las denuncias llegan en un momento en que el Gobierno israelí debate un proyecto de ley para permitir la ejecución de prisioneros palestinos, una medida que, según juristas y observadores internacionales, podría profundizar aún más la vulneración de derechos en un sistema ya cuestionado por su opacidad y su historial de abusos.
Fuente: Mundo Obrero










