Las deficiencias en el control de la calidad del aire en las ciudades españolas están lejos de ser un problema menor. Ecologistas en Acción ha puesto el foco en la ubicación de las estaciones de medición de contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2), denunciando que muchas de ellas no se encuentran en los “puntos críticos” de contaminación, como establece la normativa vigente. Ciudades como València, Sevilla o Zaragoza, por ejemplo, presentan diferencias significativas en los datos recogidos respecto a urbes de tamaño similar como Granada, Palma o Valladolid. Esto, según la organización ambiental, falsea los niveles reales de contaminación que sufren sus habitantes.
En ciudades como Alicante, Vigo o Las Palmas de Gran Canaria, la situación es aún más preocupante: ni siquiera cuentan con estaciones orientadas al tráfico, a pesar de que este es uno de los principales focos de emisión de NO2. Este gas tóxico, responsable de 5.500 muertes prematuras en 2022 según la Agencia Europea de Medio Ambiente, penetra en los pulmones y debilita el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a infecciones.
La situación se agrava al observar el escaso cumplimiento de la ley que obliga a los municipios con más de 50.000 habitantes a establecer zonas de bajas emisiones (ZBE). Aunque el plazo para implementar estas medidas expiró hace dos años, solo una veintena de ciudades ha cumplido formalmente con esta obligación, y muchas de ellas presentan deficiencias significativas. Así lo señaló recientemente un informe del Defensor del Pueblo, que también destacó la falta de coherencia entre los fondos europeos recibidos por los ayuntamientos y los resultados obtenidos.
Ecologistas en Acción reclama que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible exija a los municipios infractores la devolución de esos fondos. También insta a los ayuntamientos a adoptar medidas más ambiciosas y efectivas para reducir la contaminación, como la restricción del tráfico motorizado y la promoción de alternativas sostenibles.
El incumplimiento de las normativas no solo afecta a las ZBE, sino también a la calidad de los datos sobre contaminación que las autoridades utilizan para diseñar sus políticas. Las campañas independientes realizadas en los últimos años por Ecologistas en Acción han evidenciado que las estaciones oficiales suelen subestimar los niveles reales de NO2, especialmente en zonas de tráfico intenso.
Ante esta situación, la organización ambiental pide una revisión urgente de la ubicación de las estaciones de medición para que cumplan con los nuevos criterios legales. De lo contrario, los datos seguirán siendo poco representativos y dificultarán la implementación de medidas efectivas contra la contaminación.
La contaminación por NO2 no es solo un problema ambiental, sino también una amenaza directa para la salud pública. Las más de 5.000 muertes prematuras atribuidas a este contaminante en España durante 2022 son un recordatorio de la urgencia de actuar. Sin embargo, la inacción de muchos ayuntamientos y la falta de liderazgo del gobierno central han llevado a una situación de estancamiento.
La lucha contra la contaminación requiere voluntad política, recursos y una planificación rigurosa. En este momento, España parece lejos de cumplir con los estándares europeos de calidad del aire, lo que podría acarrear sanciones económicas y, más importante, un deterioro continuo de la salud de sus ciudadanos. La pregunta es: ¿tendrán las administraciones el valor de priorizar el bienestar colectivo sobre los intereses particulares?
Fuente: Mundo Obrero