En un giro diplomático largamente esperado, el gobierno de los Estados Unidos, liderado por Joe Biden, anunció la exclusión de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Esta decisión, que elimina restricciones que afectaban gravemente a la economía y los derechos fundamentales del pueblo cubano, fue celebrada por múltiples países de América Latina y movimientos internacionales de solidaridad, tal y como afirma Prensa Latina.
El anuncio ha sido calificado como «limitado, pero necesario» por Izquierda Unida, que subrayó la urgencia de desmantelar por completo el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos ha mantenido sobre Cuba durante más de 60 años. Este bloqueo, condenado ampliamente en foros internacionales, ha ocasionado un impacto severo en la calidad de vida de millones de cubanos.
Líderes de la región como Nicolás Maduro (Venezuela), Luis Arce (Bolivia) y Gustavo Petro (Colombia) también han celebrado la medida. Arce destacó que «la razón, la verdad y la justicia se han impuesto», mientras que Petro señaló que este avance, aunque parcial, abre la puerta a nuevas dinámicas de cooperación y respeto mutuo.
La decisión también fue bien recibida por organismos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que reconoció la importancia del paso dado por Washington, aunque insistió en la necesidad de acciones más amplias y definitivas. «El camino soberano de desarrollo de Cuba debe ser respetado sin injerencias externas», apuntó el bloque.
En Estados Unidos, la Red Nacional sobre Cuba (NNOC) destacó el rol de la solidaridad internacional y de las voces de más de 60 millones de ciudadanos estadounidenses que se han pronunciado contra las medidas coercitivas unilaterales. Cheryl LaBash, copresidenta de la NNOC, afirmó que «cuando luchamos, ganamos», reflejando el esfuerzo colectivo por la justicia.
Sin embargo, expertos y movimientos sociales advierten que el bloqueo, declarado ilegal por el Derecho Internacional, sigue siendo el principal obstáculo para el desarrollo de la isla. Para Izquierda Unida, solo la eliminación total de esta política inhumana podrá garantizar el respeto pleno a la soberanía cubana y avanzar hacia relaciones bilaterales basadas en el diálogo y la cooperación.
A pesar de las limitaciones de esta medida, el anuncio representa un pequeño pero significativo paso hacia el fin de una política de agresión histórica contra un pueblo que busca decidir su futuro sin injerencias externas. El mundo espera que esta acción no se quede en un gesto simbólico, sino que marque el inicio de una etapa de mayor justicia y respeto en las relaciones internacionales.
Fuente: Mundo Obrero