
Lo tengo claro. Como no puedo dejar de ir al supermercado, prescindir de cortarme el pelo, o de dar un paseo por las calles de mi ciudad, no voy a tener otro remedio que aducir ignorancia grave en los temas del Sistema Eléctrico de Potencia si quiero conservar una cierta paz mental. Porque prohibir a mis amigos que lean la prensa que se ocupa de este tema no parece una actitud muy coherente. Por no hablar del poco o ningún caso que iban a hacer a esta imposición.
Pelayo, patrón de pesca
Viene esto a cuento porque estos días, en una de mis salidas matinales para ocuparme de recados diversos, me tropecé con mi buen amigo Pelayo con el que suelo coincidir más en los eventos gastronómicos que en los peripatéticos. Esta vez trae en la mano un ejemplar de «El Economista», que al verme abre con inusitada presteza por la página de «Energía».
—Don Manoel, ¡que sorpresa más agradable!
—Buenos días Pelayo. También era agradable para mi hasta que te vi lo que traes en la mano.
—Algo se malicia…
—Pues va a ser que sí. Pero dime: ¿con que desgracias nos amenaza la prensa económica?
—¡Véalo usted mismo, don Manoel!
«REE detuvo anoche el suministro eléctrico a la gran industria para evitar un gran apagón en toda España» leo con asombro en el digital.
—¿Y qué opinas tú, Pelayo, de este titular? Porque tal como está redactado da la impresión de que Red Eléctrica, controlada por este gobierno social-comunista, dictatorial, ilegítimo y bolivariano, conspira para exterminar a la gran industria cortándole el suministro eléctrico.
—¡Hombre don Manoel! Creo que se ha pasado un poco con ese comentario. ¡Usted sabe que no soy de los suyos, pero tampoco de los que piensan así!
—Tienes razón; demando mil perdones por mi exabrupto. Y en cuanto a que no eres de los míos te equivocas: para ser de los míos no necesitas militar en el mismo partido político que yo, ni darme la razón en todo como a los tontos. Con que me escuches y hagas tus propias reflexiones para mi es suficiente.
—Le escucho entonces, don Manoel.
Le explico entonces que REE es el acrónimo de Red Eléctrica de España, el organismo que tiene como misión asegurar el funcionamiento global del sistema eléctrico español, que Red Eléctrica de España es una filial de REDEIA, y que esta es una sociedad anónima cuyo accionariado está compuesto por un 20 %, titularidad del SEPI y un 80 % de cotización libre, y que con esa composición del accionariado un control de un gobierno social-comunista parece altamente improbable.
Continúo explicándole que eso que ha alarmado tanto al articulista, la detención del suministro eléctrico a un conjunto —previamente pactado— de grandes industrias para “evitar un gran apagón”, no es más que el funcionamiento normal de uno de los mecanismos de los que dispone REE como Operador del Sistema, (OS), para recuperar la estabilidad del Sistema Eléctrico, (SEP), mediante la disminución de la demanda. Esto se conoce como Servicio de balance de Respuesta Activa de la Demanda (SRAD)
La cara del pobre Pelayo me indica a las claras que debo aclarar un poco más el funcionamiento de este mecanismo.
—¿Recuerdas aquello que te contaba a bordo del «Charabisca» de que “el sistema eléctrico es un sistema gobernado por la demanda? ¿Y que te tomaba el pelo preguntándote cuánta energía producía un grupo electrógeno que no tenía ninguna carga conectada, enseñándote la indicación del vatímetro? ¿Y que cuándo el peso del copo era demasiado grande para la maquinilla la frecuencia bajaba?
Aclaro que el «Charabisca» es un pesquero congelador de arrastre por popa; que el copo es un arte de pesca similar a un gran saco de malla con forma de embudo; la maquinilla de pesca es una máquina dotada de un motor eléctrico o hidráulico especialmente diseñada para tirar de los cables a los que va atado el copo y Pelayo uno de esos patrones de pesca que llevan más de media vida en la mar.
—Recuerdo, don Manoel. ¡Tampoco hace tanto de eso!
—Entonces: cuándo tienes una sobrecarga en la planta de energía del barco, tu o el máquina ¿qué hacéis?
—Hombre don Manoel: ¡depende! Si tengo tiempo y «grupos» disponibles los acoplo a barras; si no tengo una u otra cosa, apago los servicios «no esenciales».
—Pues eso mismo, pero un poco más complicado es lo que sucede en tierra. Ante una situación como esta, con la frecuencia bajando peligrosamente los «máquinas» de REE deben tomar urgentemente una decisión: recuperar la frecuencia y el equilibrio del sistema incorporando nueva generación o proceder a dar las órdenes oportunas para el deslastrado de las cargas contratado.
—¿Y que es mejor?
—Pues ya lo sabes Pelayo; la respuesta de siempre: ¡depende! Para ti es fácil saberlo: conoces el «Charabisca» mejor que el salón de tu casa. Tú sabes quien está originando la sobrecarga; conoces cada uno de tus grupos de generación mejor que a tus hijos: sabes cuál es más rápido y cuál es más perezoso; cuál va a estar en disposición de asumir la carga en muy poco tiempo, y cuál va a amorrar si no le dejas tiempo para entrar en calor. De una ojeada sabes cuál es la situación y procedes en consecuencia. Ahora piensa en un SE con generación despachable y no despachable, con conexiones internacionales…
—¿Sabe que le digo? Que con el ejemplo que me dio me llega para entender lo que quería entender. ¡No me ponga ahora en el plato más de lo que puedo comer! Y hablando de comer: ¿qué tal un pulpo en la “Taberna do Mincha?
Yo hubiera continuado intentando aclararle otros aspectos de la situación. Por ejemplo que el tiempo que tarda un grupo diésel/eléctrico en estar en disposición de asumir la carga no tiene nada que ver con la más rápida de las centrales de Ciclo Combinado, que en su caso es su barco y sus decisiones, decisiones de las que no tiene que responder ante nadie, pero que en el SEP cualquier decisión de este tipo tiene connotaciones económicas que es preciso justificar, y otras del mismo fuste pero en este tiempo hemos llegado a la taberna y Fina ha tenido tiempo de llenarnos las cuncas con un delicioso monterrey, y el pulpo a la gallega, con su pimentón y su aceitito nos espera humeante en el plato de madera. Abandono, pues mi intención primera y dedico mi atención a lo verdaderamente importante. ¡Ya completaré mis argumentos al llegar a casa!
Pulpo a la gallega
¡Hay que ver lo que afecta a la memoria el pulpo a la gallega! ¿O serán las cuncas de monterrey? Porque llegado a casa no pensé más en la conversación que había tenido con Pelayo, el viejo armador de buques de pesca, y más concretamente de los aspectos de su consulta que el disfrute de otras actividades había dejado para mejor ocasión. Y el caso es que echando la vista atrás tenía la impresión de haber dejado demasiados puntos sin aclarar.
Soy consciente de que nunca ningún tema queda suficientemente explicado, pero me siento en la obligación de aclarar, en lo que mi capacidad alcance, algunos de los aspectos que hayan quedado más obscuros de esta tan criticada actuación de REE, el Operador del Sistema.
En primer lugar, me gustaría incidir en un aspecto esencial: el sistema eléctrico no «es» un sistema equilibrado; «tiene que ser» un sistema equilibrado o la frecuencia variará, lo que en un sistema interconectado producirá desequilibrios en la red y en último término provocará la caída del sistema. Por lo tanto, alguien tendrá que velar porque esta frecuencia se mantenga constante sean cuales sean las cargas. En nuestro caso el control de la frecuencia está dividido en tres servicios distintos.
La Regulación primaria, también conocida como control automático de generación (AGC). Tiene como función corregir los desequilibrios instantáneos entre la generación y la carga mediante la variación de potencia de los generadores de manera inmediata y autónoma, gracias a la actuación de los reguladores de velocidad de las turbinas o sistemas similares. Este proceso debe operar en un margen de tiempo entre 2 y 10 segundos.
La Regulación secundaria, un servicio de carácter potestativo que tiene por objeto la corrección de las desviaciones de la frecuencia del sistema que no pueden ser corregidas por el control primario, mediante el ajuste de la generación respecto del programa previsto. Generalmente se basa en la utilización de centrales de energía que sean muy rápidamente disponibles, singularmente las centrales de ciclo combinado de pico o “Peakers”. Su horizonte temporal de actuación alcanza desde los 20 segundos hasta los 15 minutos, y es retribuido mediante mecanismos de mercado por dos conceptos: disponibilidad (banda de regulación) y utilización neta (energía).
La Regulación terciaria, también de carácter potestativo, gestionado y retribuido mediante mecanismos de mercado. Tiene por objeto resolver los desvíos entre generación y consumo y restituir la reserva de regulación secundaria utilizada. En este apartado, se incluye el antes citado servicio de balance de respuesta activa de la demanda (SRAD).
Pero, ¿qué es lo que hace variar la frecuencia de un SEI? Las variaciones de la carga. Cada vez que encendemos o apagamos una lámpara eléctrica, la carga varía; cada vez que el termostato conecta o desconecta el compresor del frigorífico, la carga varía; cada vez que subimos en el ascensor, la carga varía. La carga a nivel global está variando constantemente. Si la carga total tiende a crecer la frecuencia tiende a disminuir; si la carga tiende a disminuir la frecuencia tiende a aumentar. Y dependiendo de la profundidad y duración de estas variaciones será suficiente con la regulación primaria o tendremos que recurrir a las otras.
Como argumentábamos en el caso de nuestro amigo Pelayo, en ciertos momentos de la explotación de un sistema eléctrico, la potencia total demandada puede estar muy cercana a la potencia disponible en generación. En ese momento para asegurar el equilibrio del sistema el operador del sistema puede actuar de dos formas: dar orden a un grupo electrógeno —Central Eléctrica— que se prepare para entrar a generar, aumentando de esta forma la potencia disponible en barras, o por el contrario tener previamente seleccionados —contratados— a algunos grandes consumidores de potencia, cuyas tareas o parte de ellas sean susceptibles de ser desplazadas temporalmente a otro instante en el que la demanda total del sistema eléctrico permita su conexión.
Este concepto, control de la estabilidad mediante el control de la demanda, tiene una larga trayectoria de utilización en el Sistema Eléctrico. En el pasado reciente se denominaba «Sistema de interrumpibilidad», y se materializaba mediante una tarifa específica denominada «Interrumpible» muy beneficiosa para aquellos abonados que cumplieran los requerimientos necesarios para poderse acoger a ella. Este «Sistema de interrumpibilidad» evolucionó hasta el concepto actual de «servicios de balance» en el que se incluye la actuación de REE recogida en el artículo citado.
Y ya que hablamos del artículo: indaguemos un poco más en lo sucedido. O, por lo menos, lo que nos dicen de lo sucedido.
España estuvo ayer por la noche al borde del apagón. Red Eléctrica tuvo que interrumpir el suministro eléctrico a la gran industria para poder equilibrar el sistema. Según indica la compañía en su propia web, el operador desconectó a las 21.14 horas un total de 609 MW, es decir, la capacidad máxima del llamado Sistema de Respuesta Activa de la Demanda, el SRAD, para poder seguir garantizando el suministro a los hogares.
Pues hasta ahí todo bien: interrumpe el suministro a las industrias que lo tenían previamente contratado, y utiliza todo lo disponible. ¡Total ya está pagado! Porque es importante aclarar que este servicio, el SRAD, recibe la compensación económica acordada por el hecho de estar disponible para ejecutarse cuando lo ordene Red Eléctrica Española, entre o no en funcionamiento, por lo que el operador del sistema podrá utilizarlo tanto por motivos de emergencia, riesgo de pérdida de estabilidad del sistema, como por otros motivos incluido la comprobación del sistema. ¡Ah! Y no lo interrumpe para poder seguir garantizando el suministro a los hogares sino para para poder seguir garantizando el suministro a todos los abonados, ¡que hay formas de redacción que delatan al redactor!
Según fuentes consultadas por este diario, la decisión de aplicar el corte de suministro eléctrico a la industria se produjo por la coincidencia de varios hechos. Por un lado, una menor producción eólica con una desviación de 1.800 MW y una falta de reserva de hidráulica para su despacho.
¡Vaya la eólica fuera de juego, la hidráulica sin agua…! ¿Y no hacía sol a las 21:14?
A esta situación se sumó la parada de dos centrales nucleares que permanecen fuera del sistema por la fuerte caída de precios del mercado mayorista de electricidad y que la central nuclear Ascó I (Tarragona) notificó una parada no programada a las 20.58 horas. Esta situación provocó que la energía terciaria disponible fuera menor de los 1.000 MW, insuficiente para soportar el fallo de un grupo nuclear.
Pues como nucleares ya no vamos a tener y supongo que a los Ciclos Combinados les daba una cierta pereza despertar, ¿empezamos a entender hacia dónde vamos?
Fuente: https://mundoobrero.es/2024/09/24/espana-grande-y-libre-pero-al-borde-de-un-gran-apagon/