Acuerdos entre derecha, liberales y socialdemócratas facilitan el acceso del ultraderechista Raffaele Fitto a un cargo clave

La próxima Comisión Europea, presidida por Ursula von der Leyen, podría marcar un giro histórico: por primera vez, un miembro de la extrema derecha ocupará una vicepresidencia. Raffaele Fitto, del partido Fratelli d’Italia, liderado por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, será el responsable de la Cohesión de los Territorios. Esto se logró gracias a un acuerdo entre las principales fuerzas del Parlamento Europeo —derecha (PPE), liberales (Renew) y socialdemócratas (S&D)—, un pacto que ha desatado una ola de críticas por parte de sectores progresistas y ecologistas.
El consenso alcanzado el pasado miércoles en Bruselas ha sido descrito por los partidos implicados como un “retorno a una mayoría proeuropea”. Sin embargo, el precio del acuerdo ha sido elevado: los socialdemócratas, divididos internamente, cedieron a cambio de la aprobación de sus propios candidatos, como la ministra Teresa Ribera. Esto permitió que figuras polémicas como Fitto o el húngaro Oliver Varhelyi, cercano al primer ministro ultranacionalista Viktor Orbán, también fueran incluidos.
La maniobra ha dejado expuestos los compromisos entre las grandes fuerzas políticas, levantando sospechas sobre la debilidad del control parlamentario. Los críticos lo han denominado “el pacto de la vergüenza”, acusando a los partidos tradicionales de “normalizar” la presencia de la extrema derecha en instituciones clave.
El grupo La Izquierda, junto con varios eurodiputados ecologistas, han condenado el acuerdo como una traición a los principios democráticos. Marc Botenga, eurodiputado del Partido del Trabajo de Bélgica, señaló que este pacto “rompe el cordón sanitario contra la extrema derecha” y auguró una Comisión que priorizará los intereses económicos de las élites sobre los derechos sociales y los servicios públicos.
Por su parte, Manon Aubry, de Francia Insumisa, cuestionó abiertamente la naturaleza del acuerdo en una declaración viral en redes sociales: “¿Cuál es el contenido de su pacto? Este es el precio de sus pequeños arreglos entre amigos”. En una línea similar, la eurodiputada ecologista Marie Toussaint lamentó la decisión de ceder terreno a fuerzas reaccionarias.
La división interna entre los socialdemócratas añade incertidumbre al voto final, previsto para el 27 de noviembre en Estrasburgo. Aunque algunos representantes, como el socialista francés Pierre Jouvet, han anunciado que votarán en contra, no está claro si habrá suficiente oposición para frenar la validación del nuevo ejecutivo. Mientras tanto, desde Italia, Giorgia Meloni celebra lo que considera un triunfo político que “refuerza la centralidad de Italia en Europa”.
Más allá de las dinámicas internas del Parlamento, el ascenso de Raffaele Fitto pone en entredicho los valores fundacionales de la Unión Europea. Aunque sus defensores argumentan que su rol estará limitado por el marco institucional, el impacto simbólico de su nombramiento es innegable. Para sus críticos, representa un paso atrás en la protección de los valores democráticos frente al avance de fuerzas ultranacionalistas y autoritarias.
La nueva Comisión entrará en funciones el 1 de diciembre, pero su composición ya refleja las tensiones y contradicciones de un proyecto europeo que, en su búsqueda de estabilidad, podría estar comprometiendo su alma.
Fuente: Mundo Obrero