La Comisión Europea propone movilizar hasta 800.000 millones para reforzar la industria militar, desviando fondos y flexibilizando las reglas fiscales para blindar el gasto en armas
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha desvelado un ambicioso y controvertido plan para incrementar de forma masiva el gasto en Defensa de la Unión Europea. La propuesta, que prevé movilizar hasta 800.000 millones de euros en la próxima década, supone un giro estratégico de gran calado y consolida la apuesta por convertir la UE en un actor militar de primer orden. Todo ello en un contexto de crecientes tensiones globales, pero también de urgencias sociales, económicas y climáticas que quedan relegadas a un segundo plano.
En una declaración sin preguntas desde Bruselas, Von der Leyen apeló a la necesidad de «estar a la altura del momento», en referencia a la guerra en Ucrania y el incierto panorama internacional. Sin embargo, más que una respuesta equilibrada y multilateral a las crisis globales, lo que propone es un rearme masivo que obligará a los Estados miembros a redirigir enormes sumas de dinero público hacia la industria armamentística.
Un nuevo fondo de 150.000 millones al servicio de la industria militar
El plan incluye la creación de un nuevo fondo de 150.000 millones de euros en préstamos destinados exclusivamente a inversiones en Defensa. Estos recursos se orientarán a compras conjuntas de material militar —desde sistemas antiaéreos y artillería hasta drones y munición— con el argumento de reducir costes y reforzar la cooperación entre ejércitos europeos.
Lo que Von der Leyen no aclara es cómo se financiará este fondo ni si Bruselas pretende recurrir de nuevo a la emisión de deuda conjunta, lo que podría abrir un nuevo frente de tensiones entre países con visiones muy diferentes sobre el papel de la UE. Tampoco queda claro cómo se garantizará que esta lluvia de dinero no acabe reforzando únicamente a un puñado de gigantes de la industria armamentística, en detrimento de las pymes y de otras prioridades de inversión.
Von der Leyen también presiona a los gobiernos nacionales para que incrementen significativamente sus propios presupuestos militares. Para facilitarlo, la Comisión propone que estas partidas no computen a efectos de déficit y deuda, una medida que contrasta con las rígidas exigencias fiscales aplicadas a otras áreas como la sanidad, la educación o las políticas sociales.
La presidenta comunitaria calcula que, si los Estados miembros aumentan su gasto militar en un 1,5% del PIB, se podrían movilizar hasta 650.000 millones de euros en apenas cuatro años. A esto se suma la intención de desviar fondos estructurales de Cohesión hacia el sector armamentístico, lo que supondría, de facto, detraer recursos de regiones desfavorecidas para alimentar el complejo militar-industrial.
Fuente: Mundo Obrero