Es difícil en momentos como este ponerse a escribir. Las últimas dos semanas, desde la tragedia de la DANA en Valencia (que también afectó a otras zonas del país), han sido dramáticas y frenéticas. Para ilustrarlo con una pequeña muestra: antes de ponerme a escribir estas líneas, he revisado mi teléfono móvil y contabilizado hasta 651 llamadas desde la tarde del 29 de octubre hasta hoy (11 de noviembre). Si sumamos las innumerables llamadas de otros camaradas durante estos días, se puede entender que escribir un artículo sea un lujo que apenas nos podemos permitir. Pero también es una necesidad, una necesidad de expresar nuestro agradecimiento al conjunto del Partido Comunista de España, por la impresionante movilización y organización de la solidaridad que se ha desplegado desde el primer momento tras esta tragedia, cuyas consecuencias aún no somos capaces de dimensionar, ni en vidas humanas ni en términos políticos.
La tarde del 29 y la madrugada del 30 de octubre fueron un infierno para cientos de miles de personas en el Área Metropolitana de Valencia. Un amanecer en el que el Estado colapsó por completo, incapaz de responder ante lo sucedido. Ni Policía, ni Guardia Civil, ni Ejército, ni Protección Civil, ni los Ayuntamientos, ni la Generalitat, ni el Estado central. Nada. La gente se vio obligada a salvarse por sí misma. Decenas de miles de valencianos y valencianas cruzaron los puentes que aún se mantenían en pie para ayudar a sus vecinos y vecinas, mientras las calles se llenaban de fango, los coches se amontonaban unos sobre otros, y los cadáveres comenzaban a aparecer en escenas tan desoladoras que rozaban lo apocalíptico.

Frente a la gravedad de la situación, la misma mañana del 30 de octubre, el Secretariado del PCPV comenzó a trabajar para organizar una respuesta rápida y eficaz. Desde ese mismo día, lanzamos un llamamiento a constituir Brigadas Voluntarias para organizar la ayuda a las zonas más afectadas, y al conjunto del Partido Comunista de España para responder unidos ante la mayor tragedia que ha golpeado a nuestro país en las últimas décadas. Y la respuesta del Partido no tardó en llegar. Desde el primer momento, las organizaciones territoriales del Partido abrieron sus sedes para la recogida de materiales, herramientas y donaciones, tanto a través de la cuenta habilitada por el PCE como en la de la Asociación José Martí de Amistad con Cuba, en plena coordinación con la dirección del PCPV. Camiones, furgonetas, coches e incluso trailers comenzaron a llegar desde todos los rincones de España, primero a la sede del PCPV en el barrio de Benimaclet en Valencia, que se transformó en cuartel general y almacén de herramientas, y luego a una nave de 2.000 metros cuadrados en Paterna.
Apenas dos días después de la tragedia, empezaron a organizarse Brigadas Voluntarias de todas partes de España que se dirigieron a Paterna. El 10 de noviembre, allí coincidieron hasta 80 camaradas de distintas regiones, así como de otros países como Francia o Bélgica. Estas Brigadas se sumaron a las numerosas que se habían empezado a constituir desde el día siguiente de la DANA.
Sería injusto en este artículo intentar enumerar todas las muestras de solidaridad recibidas, no solo porque sería imposible resumirlas en unas pocas líneas, sino porque el verdadero valor de esta respuesta radica en la suma colectiva, en el compromiso de cada uno de nuestros camaradas. Pero lo haremos, porque no olvidamos ni una sola de estas muestras de apoyo y cariño. Nos dan fuerzas para seguir adelante, en una situación que será muy compleja, y en la que necesitaremos toda nuestra fuerza, nuestra unidad y nuestra organización. En definitiva, en la que el Partido Comunista de España será imprescindible.
(*) Secretario General del Partit Comunista del País Valencià
Fuente: Mundo Obrero