El país es criticado por sus violaciones de derechos humanos y los riesgos de conflicto de intereses con la industria de los combustibles fósiles

La 29ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP29) se celebra este año en Azerbaiyán, uno de los principales exportadores de hidrocarburos del mundo. Esta elección ha sido fuertemente criticada por las organizaciones no gubernamentales (ONG) debido a las numerosas violaciones de derechos humanos en el país y a los riesgos de colusión con la industria de los combustibles fósiles.
La COP, que se desarrolla hasta el 22 de noviembre en el estadio olímpico de Bakú, cuenta con la participación de alrededor de 51.000 acreditados, una cifra notablemente inferior a la del año pasado en Dubái. De hecho, varios jefes de Estado, como el presidente brasileño Lula o el francés Emmanuel Macron, han declinado la invitación, aunque el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, sí que lo hará para poner de manifiesto la interrelación de la DANA y la crisis climática.
Presidida por Mukhtar Babayev, ministro azerbaiyano de Ecología y Recursos Naturales desde 2018 y antiguo empleado durante 16 años de la compañía estatal Socar, la cumbre climática se celebra en un país cuyo historial en materia de derechos humanos es ampliamente criticado.
Según Amnistía Internacional, alrededor de 300 personas se encuentran encarceladas en Azerbaiyán por motivos políticos. Entre ellos, el activista anticorrupción Gubad Ibadoghlu, que se expone a 17 años de prisión por supuestos delitos de contrabando, y el defensor del clima Anar Mammadli, detenido desde el 29 de abril y cuyo estado de salud se ha deteriorado.
En un informe publicado el 31 de octubre, Transparency International y el Anti-Corruption Data Collective alertaron sobre el riesgo de que la COP29 se convierta en «un nuevo foro para los contratos y la diplomacia de los combustibles fósiles». Algunos miembros del comité organizador estarían supuestamente implicados en escándalos de corrupción, una acusación que ya se había formulado el año pasado en Dubái.
Estas denuncias ponen de manifiesto las contradicciones que rodean la celebración de una conferencia sobre el cambio climático en un país que basa gran parte de su economía en la exportación de hidrocarburos y que ha sido señalado repetidamente por su autoritarismo y sus abusos contra la sociedad civil.
Fuente: Mundo Obrero