En el primer mes de mandato ya han despedido a 20.000 trabajadores en puestos federales y han identificado 200.000 más para su eliminación
Donald Trump ha fundido el tablero del Monopoli sobre el mapa mundi y se ha puesto a jugar: “compro” Groenlandia con su gas, petróleo y recursos sin explotar; pacto con Putin y me quedo con los minerales raros de Ucrania que necesito para enfrentarme con China —el 41% de los semiconductores utilizados por el complejo militar-industrial americano proceden de China—; monto hoteles en Gaza después de limpiarla de palestinos, que de la limpieza ya se encarga Netanyahu; hago que Panamá saque a China del canal para que no me coma terreno. Y a ver cómo me puedo hacer con Canadá… Si le molesta la verdad, fabrica bulos, si no le gusta la historia, construye “hechos alternativos”, si le incomoda el derecho internacional, se lo salta. Y lo mismo hace en su país. Deroga las leyes que le importunan e impone sus normas de juego en un histriónico “aquí mando yo”. Saca a EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud y de los Acuerdos de París. Y cada día desmantela un poco más la Administración Pública.
Misógino y xenófobo, el presidente ha decretado que no existe la diversidad sexual, que garantizar la igualdad de oportunidades para las mujeres va contra la meritocracia, que no hacen falta programas para integrar a las minorías, y ha borrado la ley de igualdad de oportunidad de empleo de 1965, que prohibía la discriminación por género, raza o religión. También ha emitido un ultimátum para universidades y escuelas de todo Estados Unidos; les dio dos semanas para poner fin a todos sus programas relacionados con la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) o, de lo contrario, corren el riesgo de perder la financiación del Gobierno federal. La peor parte se la llevan los migrantes en situación irregular a los que amenaza con redadas que no respetarán escuelas ni iglesias y que acabarán en expulsiones masivas. Mientras algunos menores han dejado de acudir a clase y viven en continúo temor, educadores y responsables de centros educativos se han activado para contrarrestar las amenazas de Trump e informarles, protegerles y asegurarles tranquilidad y educación en la medida de sus posibilidades.
Trump ha eliminado la ley de igualdad de oportunidad de empleo de 1965, que prohibía la discriminación por género, raza o religión
Al cambio climático Trump lo llama “engaño” y ordenó a la Agencia de Protección Ambiental que eliminara la página sobre cambio climático de su web; su nuevo secretario de Energía es un conocido negacionista. Trump quiere más fracking y más extracciones de petróleo y gas y no le gusta la investigación científica que muestra que las emisiones de dióxido de carbono por el uso de combustibles fósiles contribuyen al calentamiento global. Su respuesta es fulminante: recortes sin precedentes en investigación científica, despidos y menos fondos. Una receta que aplica por doquier, desde los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud a los fiscales y empleados que le investigaron por el asalto al Capitolio y los documentos clasificados de Florida.
Desmontar la Administración
Donald Trump ha convertido al “gran Elon Musk”, como le llama, en una especie de vicepresidente en la sombra no electo. Podría decirse que el magnate, con un un ego exibicionista capaz de superar al de Trump, se aseguró un papel protagonista en esta película. Invirtió más de 150 millones de dólares en apoyar a Trump en las elecciones presidenciales, como si así se convirtiera en un accionista mayoritario del gobierno estadounidense. Trump le recompensó y le regaló la potestad de hacer y deshacer en la Administración pública estadounidense. Le convirtió en responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado para recortar billones de dólares de gasto público.
Al cambio climático Trump lo llama “engaño” y ordenó a la Agencia de Protección Ambiental que eliminara la página sobre cambio climático de su web
Trump lo hizo con una orden ejecutiva por la que insta a los líderes de las agencias a limitar la contratación a puestos «esenciales», prepararse para importantes reducciones de plantilla y restringir la reposición de vacantes tras las bajas de personal. En concreto solo podrán contratar a un nuevo empleado por cada cuatro que dejen su puesto, una vez finalizada la actual congelación de contrataciones federales, según un documento de la Casa Blanca compartido con The Washington Post. Con seguridad y control migratoria hará una excepción, pare perseguir y expulsar inmigrantes sí se podrán hacer nuevas contrataciones.
Si algo le faltaba a Elon Musk para escenificar su política de recortes y despidos era la motosierra de Milei. Ya la tiene. Milei se la regaló en el show del acto central de la Conferencia de Acción Política Conservadora. La motosierra fue el símbolo de campaña que catapultó al libertario a la Presidencia de Argentina hace casi año y medio. Para dejar más clara su impronta, Millei grabó en ella su grito de guerra: “Viva la libertad, carajo”. Musk la recibió poniéndola en marcha y bramando el culmen de su orgasmo depredador de Homo erectus. Un Homo erectus convertido en la persona más rica del planeta con vocación de administrar Estados Unidos como si si fuera una de sus empresas. El vídeo del Homo erectus exaltado con la máquina se hizo viral y la escena se volvió a repetir fuera del escenario. Musk levantó la máquina mutiladora y exclamó: “¡Esta es la motosierra para la burocracia”. En el primer mes de mandato ya han despedido a 20.000 trabajadores en puestos federales y han identificado 200.000 más para su eliminación. En lo de despedir Elon Musk tiene experiencia. El verano pasado, con una fría carta puso de patitas en la calle a 19.600 trabajadores de Tesla, su empresa de fabricación de coches eléctricos, fue el 14% de los empleados aunque, según Bloomberg, Musk expresó en privado su deseo de despedir al menos al 20% de la compañía. Por cierto, seis de las empresas del magnate sudafricano están bajo investigaciones, quejas o son objeto de medidas regulatorias por parte de once agencias federales, sobre las cuales ahora está actuando para recortar personal.
Como parte de la ofensiva de Trump para reducir gastos, el DOGE ha desmantelado de facto la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB), creada tras la crisis financiera de 2008 para proteger a los consumidores financieros frente a prácticas bancarias desleales y riesgos financieros masivos. Ya lo tenía en su lista de tareas: “Delete CFPB”, publicó Musk el pasado noviembre en su plataforma de redes sociales X (anteriormente Twitter). El director del CFPB ya fue despedido y su sustituto dio la orden de detener las actividades de comunicación pública y reducir otras operaciones clave en la oficina. Además, los empleados de DOGE están obteniendo acceso a sistemas críticos de la CFPB, incluyendo plataformas relacionadas con recursos humanos, adquisición y financiamiento. También la polémica Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid) suspendió a la mayoría de su personal en el mundo y eliminó al menos 2.000 empleos en EE.UU.
Según fuentes de The Associated Press cercanas al Departamento de Energía, hasta 350 empleados de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) fueron despedidos de manera inesperada. También fueron despedidos el 10% de los 13.000 empleados de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en plena crisis de gripe aviar.
Elon Musk envió una carta a funcionarios pidiéndoles que informaran sobre lo que habían hecho durante los últimos 7 días, so pena de perder el empleo
Elon Musk envió una carta a funcionarios pidiéndoles que informaran sobre lo que habían hecho durante los últimos 7 días, so pena de perder el empleo, y el Pentágono, el FBI y otras agencias de EE.UU., han tenido que salir al paso y decirles a sus empleados que no respodan.
Pulso en las calles
No se libran ni los medios de comunicación. Según informa la CNN, el panel de la Cámara de Representantes que trabaja con DOGE envió recientemente una carta a los directores de la radio y la televisión pública estadounidense, la NPR (National Public Radio) y PBS (Public Broadcasting Service) exigiéndoles que comparezcan a testificar en el Capitolio sobre el uso de fondos gubernamentales para informales de lo que denominaron “contenido sistemáticamente sesgado”. Las reacciones no se hicieron esperar. La cantante y actriz Sheryl Crow vendió su Tesla para protestar contra Elon Musk y donó el dinero a la Radio Nacional Pública de Estados Unidos (NPR) para seguir informándose a través de medios veraces y de confianza “con la esperanza de que la verdad siga encontrando su camino hacia aquellos que estén dispuestos a conocerla (…) Llega un momento en el que uno tiene que decidir con quién está dispuesto a aliarse. Adiós Tesla”.
Las acciones del DOGE, que incluyen el desmantelamiento de algunas agencias estadounidenses, la expulsión de decenas de miles de funcionarios y el acceso a algunos de los sistemas de pago más sensibles del Gobierno federal, han provocado demandas y generado caos.
Los trabajadores públicos de Estados Unidos se están manifiestan en las calles para luchar contra el desmantelamiento indiscriminado de la Administración. “Musk está robando miles de millones de dinero público mientras cierra los mismos servicios de los que dependen los estadounidenses: la atención sanitaria, la seguridad social y la ayuda en caso de desastres. Si Musk y Trump se salen con la suya, sus datos privados y servicios vitales desaparecerán mientras ellos se hacen más ricos”. Así lo comunicaron desde la Federal Unionist Network cuando el pasado 19 de febrero se manifestaron por las ciudades de todo el país. Es el principio.
Fuente: Gema Delgado en Mundo Obrero