La realidad del primer trimestre de 2025 en Albacete, y en toda Castilla-La Mancha, es un grito de alarma que resuena en los bolsillos de la clase trabajadora. Mientras los salarios apenas se mueven, el precio de la vivienda, tanto en alquiler como en compra, se dispara sin control, convirtiendo un derecho fundamental en un privilegio para unos pocos. Es inaceptable que, en nuestra región, la vivienda se encarezca a un ritmo que pulveriza la capacidad de ahorro y la dignidad de miles de familias.
Los datos son demoledores y no admiten excusas. A nivel nacional, los salarios apenas aumentaron un 3,8% en el primer trimestre de 2025. Pero la situación es aún más precaria en Castilla-La Mancha, donde el coste salarial solo subió un mísero 2,7%. Lo más grave es que, en el largo plazo, entre 2019 y 2024, el salario medio en nuestra comunidad ¡ha descendido un 1,1%!. Esto no es una fluctuación; es una erosión constante del poder adquisitivo, una condena a la precariedad para quienes sostienen la economía con su esfuerzo diario.
Mientras los salarios se estancan o retroceden, el mercado del alquiler se ha convertido en una auténtica pesadilla. En mayo de 2025, el precio del alquiler en Castilla-La Mancha se disparó un brutal 14,1% interanual. Y si miramos más atrás, la situación es aún más escandalosa: ¡un aumento del 33% en solo cinco años!. ¿Cómo se espera que las familias lleguen a fin de mes cuando sus ingresos no crecen y el coste de su techo se dispara a esta velocidad? En Albacete, aunque la subida del alquiler fue del 6,2% , sigue siendo más del doble del aumento salarial regional. Esto es una condena a la inestabilidad para nuestros jóvenes y trabajadores.
La compra de vivienda no ofrece un respiro. A nivel nacional, los precios de compra subieron un 12,2% en el primer trimestre de 2025. En Albacete capital otra cifra de mayo de 2025 muestra un alarmante 12,8% de aumento anual. Esto significa que el sueño de tener una vivienda propia se convierte en un espejismo para la mayoría, empujando a más personas a un mercado de alquiler ya saturado y prohibitivo. La especulación inmobiliaria y la falta de vivienda asequible están robando el futuro.
Esta disparidad abismal entre salarios y precios de la vivienda no es un problema de mercado, es una crisis social y política. Es el resultado de décadas de políticas que han priorizado el beneficio de unos pocos sobre el bienestar de la mayoría. Es hora de que las administraciones actúen con valentía y decisión. No podemos seguir permitiendo que el derecho a una vivienda digna sea pisoteado por la avaricia del mercado. Desde el movimiento por una vivienda digna, partidos como el PCE exigen medidas urgentes y contundentes para garantizar que nadie se quede atrás, que la vivienda sea, de una vez por todas, un derecho y no un lujo.