Al mismo entrar al cementerio de La Roda, a la izquierda, se encuentra lo que fue un improvisado cementerio “civil”, una escombrera vertedero donde se hallan enterrados algunos recién nacidos y nacidas sin bautizar, una familia de origen vasco y presuntamente masones, y otra vez a la izquierda, es donde la empresa DRAKKAR CONSULTORES está realizando los trabajos de exhumación de una cincuentena de represaliados, entre ellos una mujer. Según cuentan el antropólogo y la arqueóloga esta no es la única fosa situada en La Roda en el cementerio, hay otra en el interior del cementerio católico. Se están buscando los restos de al menos cincuenta personas ejecutadas entre mayo y noviembre de 1.939 (siete ejecuciones colectivas) o fallecidas en prisión, en la cárcel de La Roda entre 1.939 y 1.941. Según Alfredo Rodríguez, director de los trabajos de exhumación y Carmen Mª Parreño Tébar, presidenta de la Asociación Memoria Histórica La Roda y Comarca, de los 42 fusilados podrían aparecer los restos de una treintena, así como los restos de la mujer. A 12 de ellos sus familias pudieron recogerlos y enterrarlos en tumbas individuales.
En esta fosa puede que también se encuentren restos de represaliados que murieron en la cárcel comarcal en los primeros años de la post-guerra.
La fosa no es profunda, por lo que es difícil encontrar restos de ropa y objetos personales de cuero u otros materiales, ya que 85 años de inclemencias del tiempo y las raíces de una higuera que han tenido que retirar para avanzar con los trabajos han eliminado cualquier resto de los mismos. Los trabajos pueden durar meses debido a las lluvias.
Ya han encontrado los restos de seis personas, hombres a priori los seis, cuatro que ya están en laboratorio para practicar los análisis pertinentes y su identificación y…
… y allí los vi, allí estaban, dos. Solo quedan sus huesos, tendidos, uno parcialmente encima del otro, con el cráneo reventado, pero el otro no, como si uno hubiese caído a la fosa ya muerto y el otro abrazándolo. ¿Serán los naturales de Munera? Me pregunto. Según familiares, en otoño de 1.939, una vez la guerra terminada, las ejecuciones se fueron acelerando y dos represaliados de Munera fueron asesinados en el cementerio de La Roda; cuentan que cayeron muertos abrazados.
A la pregunta de si cuando encuentran estos restos de víctimas del régimen franquista se persona un juez para levantar los cadáveres, tanto Alfredo Rodríguez como Carmen Parreño responden que no, que los restos se consideran restos arqueológicos; Parreño añade que es algo inaudito, algo que solamente ocurre en este país, por la Ley de Amnistía de 1.977. Tremendo.
Tremendo, que estos crímenes no se vayan a poder juzgar nunca, no solo porque ya hayan muerto quienes los perpetraron, sino porque debido a esta ley, son crímenes que quedarán en la impunidad para toda la eternidad.
Tremendo, que no sea por dictaminarlo un juez por lo que se abren las fosas, sino que sea un permiso del Ministerio de Cultura-Sección de Patrimonio.
A la pregunta de si 85 años después de estos asesinatos, familiares y descendientes están en contacto con los responsables de la excavación, tanto Alfredo Rodríguez como Carmen Parreño responden que sí, que preguntan por ellos desde Alicante, Madrid, Zaragoza, Asturias, Francia e incluso México y otros lugares. Sus familiares sufrieron su pérdida, la represión, el exilio, pero nunca les han olvidado y esperan, en algún momento, que les entreguen sus restos para honrarles y darles una despedida digna. Yo no podía dejar de mirarlos y las últimas lluvias he sentido el frío en los huesos, en los míos, por los suyos.