El viernes 21 de febrero de 2025, en Madrigueras tuvo lugar un hecho histórico, que cada vez tiende a ser más repetido, pero si decimos histórico es por la cantidad de personas a las que afectó. Hace un año hubo otra visita en la que vinieron 32 personas de origen polaco, serbio, alemán, italiano y una argentina. Otras veces han venido grupos de británicos, de franceses, de mejicanos, pero nunca habíamos recibido a tantas personas juntas.
Se trataba de una visita organizada por la asociación Amigos de las Brigadas Internacionales, que había organizado actividades como la visita a la localización de la batalla del Jarama, así como unas visitas a antiguos hospitales en Tarancón y Saelices. Ese día 22, en concreto, la actividad principal era la visita al Memorial de las Brigadas Internacionales en Madrigueras y un breve recorrido por la ruta histórica de las Brigadas Internacionales en Madrigueras.
Un autobús procedente de Madrid, con veinte personas procedentes de varios puntos de España y otras cuarenta procedente de los Estados Unidos (de entre ellos, dos escritores chinos residentes en EEUU), de Canadá, de Gran Bretaña y de Italia, llegó a Madrigueras con cierto retraso debido a la niebla. La recepción fue en la misma plaza. El alcalde, Juan Carlos Talavera, les dio la bienvenida. Pese a que la visita no había sido anunciada, unas 20 personas de Madrigueras, Tarazona de la Mancha y Albacete se acercaron a acompañarlos. Hacía de responsable del grupo visitante y de traductora Almudena Cross.
El grupo era muy variado y sorprendía el gran número de personas jóvenes que acudieron. Muy emotivo era ver a gente que había venido de tan lejos con banderas españolas, republicanas, por supuesto. La labor de guía de este grupo estaba a cargo de Alfredo Alcahut Utiel. Por el retraso y la falta de tiempo, la ruta se limitó a explicar, allí desde la misma plaza, detalles como el hospital donde estuvo Jeff Last, frente al cual en una casa pernoctó el actor Errol Flynn, la plaza y los bares donde se mezclaban y a veces reñían los brigadistas, la calle donde estaba el cine y por donde iba el brigadista norteamericano Harry Fisher a ver a su novia (hecho contado por la escritora e investigadora local Caridad Serrano, que recibió allí mismo un fuerte aplauso), la marcha por la calle Larga de los brigadistas para hacer prácticas de tiro, cantando canciones que eran recordadas por algunas personas hasta hace tres años, la existencia de una biblioteca en la casa de los Monsalve, de una cantina de oficiales en la plaza de la Inmaculada… y aquí surgió la primera gran anécdota. Cuando el guía hablaba del Tom Wintringham, el Capitán Inglés, militar y escritor británico, y mostraba un libro de poemas cuya portada mostraba al autor en una fotografía tomada en Madrigueras en 1936, Almudena Cross dijo: “Ha venido su nieto. Está allí”. Huelgo contar la emoción, la sorpresa y el abrazo entre el guía y Nils Wintringham.
Seguidamente tuvo lugar una rápida visita a la iglesia, que había sido usada entonces como cocina, cantina, comedor, almacén y calabozo. Se dieron unas pinceladas generales sobre estos hechos, a la par que unos datos esenciales sobre la rica historia de este edificio histórico. Las anécdotas narradas provocaron la emoción de los visitantes, como la historia del brigadista que regresó en los años 90 con una petaca de ron y bebió de ella allí bajo la torre, en el mismo lugar donde había bebido en su juventud, 60 años antes.
Desde allí el grupo fue en autobús, en coches o andando al Memorial de las Brigadas Internacionales.

Aquí se hizo una explicación general, destacando el valor de los documentos gráficos, la reconstrucción del calabozo gracias a las fotografías de Antonio Selva, la labor de reconstrucciones fotográficas llevada a cabo por el alumnado del IES Río Júcar, etc. Momentos anecdóticos, muy cargados de emoción, fueron cuando, al hablar de la bandera republicana que hay en el Memorial, bordada en 1937 y escondida durante 40 años, el guía invitó a hablar a Juani, hija del que la custodió a riesgo de su vida.
O como cuando al hablar del médico chino, Bi Daowen, quien vino a Mahora para trabajar en un hospital donde se trataba a los soldados que venían del frente (quienes tenían que enfrentarse además de a su recuperación física, a graves problemas psicológicos), y del libro que habla de este hecho, se acercó una mujer de aspecto oriental que dijo: “I wrote this book”, “Yo escribí este libro”. Se trataba de Nancy, quien, con su marido Lin allí presente también, había sido la autora del libro que redescubrió esta gesta.
En fin, podríamos alargar hasta el infinito la cantidad de anécdotas de esta jornada. Tras la comida, el grupo se marchó con la promesa de volver dentro de un par de años, pero con más tiempo, a Madrigueras, para disfrutar más tranquilamente del Memorial, de la ruta histórica y de la hospitalidad de las gentes manchegas.